Por Agustina Fazio
Todas las voces que fueron llegando sonaban distinto. En español y Lengua de Señas (y hasta un poquito de francés), con más o menos velocidad, ansiedad y volumen. Con muchas certezas y fuerza al hablar, con miles de cosas sin resolver que se fueron haciendo colectivas. Algunos preferían los plenarios, otros los momentos en grupos más pequeños, o compartir de parado con el café en la mano. Sonaron voces emocionadas, ilusionadas, otras tristes, cansadas y hasta enojadas. Cada uno llegó al Foro buscando encontrarse con otros, porque ya lo dijo Sofi: deberían estar “prohibidas las luchas solos”.
Eligieron estar ahí durante dos días, dejar su rinconcito del mundo y compartir sus historias y recorridos. Hubo quienes manejaron 20 horas, quienes cruzaron en barco desde Uruguay, quienes esperaron pacientemente durante horas en un aeropuerto que seguía demorando sus vuelos. Hubo quienes “veníamos llegando” hace meses, soñando con cada detalle del encuentro. Y todos se fueron transformados. Los transformaron las historias y las luchas de otros, las barreras “de siempre” y las que no conocían. De repente el camino se hizo mucho más largo, pero se multiplicaron las ganas y la alegría, como cada vez que nos encontramos con un otro que nos mira fijo, nos escucha con atención y nos “presta su voz”.
Los protagonistas y el “segundo semicírculo”
Los jóvenes son los protagonistas de su propia educación. Eso estuvo claro desde el principio, y todos ellos se sentaron en la “primera fila” de un semicírculo y tomaron la palabra. En un segundo semicírculo, con los oídos atentos, acompañaron apoyos, socios, autoridades, algunos familiares.
Mica, Mati, Sofi, Lautaro, Santino, Paloma, Ezequiel, Flor… cada uno fue compartiendo sus experiencias en la educación, las tantas barreras que han ido superando y las que les quedan por delante.
Mica y Flor hablaron de las barreras de infraestructura en sus facultades, donde no hay baños accesibles o ascensores. Lautaro contó sobre la dificultad para conseguir un intérprete en la Universidad. Sofía y Gabi, contaron su dificultad para obtener material de estudio accesible, en Braille. Paloma reflexionó que “en una sociedad que nos educa para hacer de la discapacidad algo invisible, reconocernos como personas con discapacidad es un acto político”.
Fueron muchas más las voces que resonaron. Y de a poco se fueron “mezclando los semicírculos”, porque cada uno, sintiéndose más cerca del otro, fue encontrando la manera de “ser apoyo” y descubriendo la tremenda potencia (y belleza) de estar juntos.
¿Derechos prohibidos?
El sábado los jóvenes usaron la poesía y el psicodrama como formas creativas de expresión de sus derechos, sus preocupaciones y sus sueños.
Tute nos regaló un rap:
“Yo rapeo con melodía cada año, esto es rap, esto es así es mi arte extraño. Es sabiduría que sale de mi cráneo y yo te digo que está prohibido hacer daño. No está bien lastimar a la gente y espero que puedas ser conciente, pensá un toque, sé inteligente. Y yo espero porfa que ante el daño ajeno no seas indiferente. No te importe cuando te dicen que lo que vos haces no sirve, es simple, vos seguí firme, esforzate el tripe y vas a lograr hasta lo imposible, porque todos tenemos el derecho a ser libres…”
Otras jóvenes se expresaron en prosa o con rima:
Tengo derecho a tener derecho. A gritar. A regalarle mi voz a una compañera. Tengo derecho al placer, al miedo, a las ganas y al futuro. Tengo derecho a romper papeles y edificios. Tengo derecho a que esté prohibido. Prohibidos los tabúes, prohibido el asco. Prohibidas las convenciones y las vacaciones. Las disonancias, los coros de sordos, y las luchas solos.
Tengo derecho a rascarme las que no tengo. Tengo derecho a practicar actos inútiles e innecesarios. Tengo derecho a trabajar por placer. Tengo derecho a la toma de decisiones con respecto a nuestros cuerpos. A elegir sin que los otros me condicionen. Prohibido ser feliz con poco, no querer a toda tu familia. Prohibido no sonreír frente a los dichos de los otros
… ¡y se oyeron muchas, muchas voces más!
Firmas en el aire
Ya terminando el Foro, Carolina compartió que:
¡La inclusión es lo que va! Firmo acá en el aire que voy a comprometerme en esto firmemente. Estamos todos en la misma, con o sin discapacidad, ¡que la “flecha” llegue a todos lados!
Siguieron todos, uno a uno, firmando en el aire con distintas palabras, agradeciendo los aprendizajes y lo compartido.
¡Las voces de los jóvenes RE suenan, y defienden con fuerza la inclusión!