Por Natalia Guala (META Uruguay)
Complicidad e inclusión son las primeras dos palabras que me vienen a la mente cuando me preguntan sobre el encuentro META en República Dominicana.
Complicidad porque de muy diversas maneras encontramos esos acuerdos tácitos que no necesitan explicación, nada más surgen con la naturalidad de quienes compartimos una misma esencia, las mismas inquietudes, una misma META.
Inclusión es lo que nos moviliza, es nuestra forma de vida que en los encuentros presenciales se vuelve mucho más tangible que en nuestra cotidianidad donde sigue siendo nuestra lucha.
Cómo poner en palabras tantas sensaciones. Crecimiento, conocimiento, diversidad, lenguas, culturas, y podría seguir con una lista interminable y no alcanzaría para describir todo lo que vivimos en un encuentro como el de Dominicana.
¿Viste cuando te cruzás con alguien que no conocés y sentís que fueron amigos toda la vida? Eso es lo que sucede en los encuentros META. Claro, en Dominicana varios ya nos habíamos cruzado anteriormente, pero, de todas formas, como la primera vez, todo fluyó con esa naturalidad de las más históricas amistades. Y cómo no iba a ser así si somos un grupo de jóvenes interesados en poner algo de nosotros para ayudar a cambiar el mundo.
Fueron tres días de intenso y muy rico intercambio en los que nos encontramos con diferentes puntos de vista acerca de temas tan significativos como la educación inclusiva, el derecho a la salud sexual y reproductiva, el rol de los asistentes personales, de los intérpretes de lenguas de señas y de los apoyos para personas con discapacidad intelectual, entre otras tantas cuestiones que nos interpelan personal y grupalmente.
Quedó claro que los apasionados debates sobre estos tópicos no se agotan en un encuentro y que es necesario continuar dialogando y conociendo diferentes perspectivas para fortalecernos como movimiento. También se hizo presente la importancia de dialogar no sólo entre nosotros, los jóvenes, sino con quienes han estado en nuestros zapatos varias décadas atrás. En definitiva, vivimos de alguna manera el resultado de sus luchas que ahora son las nuestras, aunque en otro tiempo y contexto…
Todo esto no habría sido tan estimulante si no hubiera estado atravesado por el espíritu descontracturado que nos caracteriza. Se suele decir que las ideas más geniales surgen en los momentos de ocio. Para nosotros esos momentos son parte esencial del trabajo. Animar un tiempo de reflexión con músicas típicas de cada país participante, compartir una pausa con café y baile, jugar con el cuerpo para relajarnos en medio de un debate, organizar fiestas en las que todas y todos disfrutamos del espacio compartido de manera libre y liberadora.
Ahora tenemos el desafío de sacarle el máximo provecho a esta experiencia que nos ha dejado con planes, con objetivos concretos para este año que comienza y con todas las ganas de seguir recorriendo juntos el camino del desarrollo inclusivo en América Latina.