Por Clara Romano; Cecilia Rizzolo; Tamara Iglesias y Sofía De León (META Uruguay)
El martes 14 de junio, las integrantes de META Tamara Iglesias, Natalia Farías, Cecilia Rizzolo, Clara Romano y Sofía De León estuvimos en el Colegio CENI realizando un taller junto al grupo de 3º año de Ciclo Básico (entre 14 y 17 años).
El CENI (Centro de Educación Natural e Integral) tiene mucha historia en la educación inclusiva de Uruguay. Es una institución que desde hace 35 años implementa una metodología que consiste toma al conocimiento impartido como uno solo, profundizando en su diversidad e inter-conexiones. Y lo mismo con el alumnado, donde hay ajustes en función de desarrollar el potencial de cada uno. En consecuencia, trabaja con base en importantes valores relacionados con los Derechos Humanos. Los derechos de las personas con discapacidad están en el abc de la institución, sus maestros y alumnos. Tres de nosotras fuimos alumnas en el CENI, y eso tiene sin dudas una gran influencia en lo que somos hoy y lo que aportamos a META.
Fueron los profesores los que decidieron abrirnos el espacio y trabajaron en clase siguiéndonos el hilo y mostrando garantías de que continuarán el proceso
Lo aprovechamos para conversar con los chicos el concepto de inclusión, su diferencia con la integración, sus puntos de vista con respecto a qué ven como “inclusivo” o “no inclusivo” a su alrededor. También les contamos de nosotros y de META: un grupo de jóvenes que destaca por su activismo desde la pluralidad y a través de la promoción de los derechos de todo aquél que tiene que forzar su condición para hacer uso de la vida digna en sociedad. También hablamos de lo que nos llevó a nosotras a META y les invitamos a sumarse. Dejamos claro que META es desde, por y para los jóvenes y las ideas de todos son bienvenidas y escuchadas para trazar un plan de puesta en práctica. Hablamos como en este activismo también trabajamos por una manifestación cultural inclusiva, los invitamos a participar de las fiestas que META Uruguay realiza en Kalima Boliche ¡Sin dudas que les entusiasmó muchísimo!
Fuimos con ideas sueltas en mente, para poder hacer un intercambio y ellos fueron los que pudieron conectarlas una por una, tuvieron una participación activa y directa, expresaron lo que sentían, sin miedo a equivocarse. Terminó siendo un aprendizaje para nosotras también, motivándonos a seguir involucrándonos cada vez más con jóvenes y comprender su diversidad de pensamiento.
Destaco la importancia de trabajar con jóvenes en adolescencia temprana para poner sobre la mesa temas que a su edad se están planteando, para formar una postura que muy posiblemente establezca las raíces de la forma en la que verán el mundo siempre. Y darles herramientas para que ellos construyan y decidan por sí mismos, con libertad y capacidad de hacer el bien.
Es fundamental sembrar la semilla de pensar, tener ganas de cambiar el mundo, sentir la injusticia, las fallas sociales y por sobre todas las cosas, cuestionarse la construcción del mundo que queremos los jóvenes. No obstante, trabajar sobre educación inclusiva no es fácil. Incluso en un lugar como el CENI la diferencia entre integrar e incluir es difusa tanto en alumnos como educadores.
Un mundo donde los derechos se respeten y que todos puedan ser escuchados y tengan un lugar. La gente que hace cosas existe y las estrategias de incidencia se construyen entre todos. Ojalá que los chicos y chicas del CENI quieran hacerlo junto a nosotros.
Resultó en una mirada esperanzadora acompañada (como era de esperarse) de enseñanzas, la identificación de los asuntos inter-generacionales, el ida y vuelta de igual a igual, junto a la satisfacción de haberles influido al menos un poco; fue lo que recibimos a cambio y celebro por ello. Quizás este sea el camino para más cosas juntos y si no lo es, de todos modos sirve para la autoconstrucción de ellos, nosotras, y todos como conjunto.
