Mil y una formas de levantarse de una silla

Por Antonio Andrés Pitura (META Nicaragua)

Mis experiencias internacionales como miembro de META siguen ayudándome a expandir mis horizontes de maneras emocionantes. Han pasado muchas cosas desde que me lancé a andar por las calles de Nueva York con un Mobility Scooter. Sigo creciendo en autonomía y estoy muy orgulloso.  Por primera vez, viajé a otro país sin un acompañante familiar.

La última vez que viajé con META lo hice acompañado por mi hermana Xaviera. Ella se encargó de ayudarme con mi vestida en la mañana y de que llegara a tiempo a los lugares donde tenía que estar. Aunque mi hermana hizo un gran trabajo y fue de mucha ayuda, al final del viaje estuvimos de acuerdo en que podría haberlo hecho solo y que tal vez la próxima vez debía hacerlo solo. Así que decidí asumir el reto.

Mi familia estaba un poco nerviosa y tomamos varias medidas para asegurarnos de que todo saliera bien. Al final solo necesité ayuda con el check-in y la organización de maletas y el resto estaba listo. Sí admito que tuve que practicar toda la semana anterior al viaje para ponerme los calcetines por mi cuenta. ¡Una conquista más!

Sin mi familia… Pero no solo

Sigo celebrando el gran logro en mi independencia. Sin embargo, no viajé completamente solo, sino con mi compañera de META Nicaragua, Anielka Palma. Anielka es la coordinadora de nuestro grupo, tiene ceguera casi total y ya tenía experiencia viajando fuera del país por su cuenta. Nos apoyamos mutuamente: yo guiaba y ella llevaba las cosas.

El vuelo

Las personas del aeropuerto fueron muy amables con nosotros. La azafata nos vino a leer las instrucciones de emergencia en persona, asegurándose de que Ani tocara las mascarillas de oxígeno y los chalecos salvavidas para que supiera como se usan. Otra persona se ofreció a llenar nuestros formularios de vuelo (lo haría, pero mi letra a mano deja mucho que desear) y yo me aseguré de describir todas las ilustraciones del manual de seguridad.

“¿Y el muchacho, qué tiene?”

Mientras estábamos en Nicaragua todavía, el hombre que empujaba mi silla de ruedas le preguntaba TODO a mi mamá: “Y el muchacho ¿Qué tiene?” “¿Cómo le puedo ayudar?” “¿Qué hago? Eso por supuesto me puso un poco incómodo, pero apenas quedé solo con el señor, le aclaré: “Señor, cualquier pregunta que tenga me la puede hacer a mí”.  ¡Funcionó! El hombre comenzó a dirigirse a mí. El único problema es que cuando Ani se nos unió, comenzó a preguntarme sobre ella: “Muchacho ¿Y ella que tiene?”…

Recomiendo mucho el sistema de viajar en pares, creo que a Anielka y a mí nos sirvió mucho. Solo me disculpo con el caballero europeo que se sentó junto a nosotros: ¡lo traíamos loco con nuestra plática!

El hotel

En el aeropuerto, cumplí mi sueño de que alguien me recibiera con un letrero con mi nombre (me sentí muy importante), pero eso no fue nada comparado con lo que me esperaba en el hotel.

El staff del hotel fue súper amable y me ayudaron cada vez que lo pedí. También me encanto mi cuarto. La cama y los muebles estaban a la distancia perfecta para poder moverme agarrado de ellos y la ducha tenía un asiento que me permitía bañarme súper cómodo. Aun sin apoyo, estuve listo temprano todas las mañanas y llegué a tiempo a nuestras actividades (Si no contamos un día que tuve que llegar en calcetines y ponerme los zapatos en la sala de reunión)

Durante toda la actividad me tuve que mover, sentar y parar muchas veces. Algunas veces podía hacerlo solo, pero otras necesité ayuda y entonces tuvimos que idear varias formas de levantarme.

¡La autonomía necesita de paciencia y creatividad! Agradezco a META por apostar a que cada uno sea autosuficiente, por rodearme de amigos y de los ajustes necesarios, y por aplaudir y alentar mis logros.

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